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jueves, 23 de abril de 2015

Anoa la niña neolitica de Santonge

Esa niña de pelos desbocados descendía a toda prisa entre sonrisas por aquel sendero pedregoso y angosto con una mariposa pillada entre sus anélidos dedos. Llego como casi siempre alocada a la charca donde parte de su tribu ya la esperaban para juntos ir a recolectar algunos alimentos como setas y huevos de aves. Anoa así se llamaba esta niña neolítica del asentamiento Neoltico del Estrecho de Santonge. Anoa tenía apenas unos 6 añitos y era la niña de pómulos pecosos más divertida de su tribu, tanta era su simpatía que los adultos del Clan de los altiplanos, la llevaban casi siempre a todas partes por sus dulces fechorías infantiles. Además Anoa tenia la virtud de tocar maravillosamente la flauta de hueso emitiendo unas melodías que embelesaban aquellas expediciones del clan, siempre  en busca del sustento del día.
 La niña miró fijamente a la linda mariposa que llevaba atrapada en su mano y comprendió muy rápidamente que debía liberarla pues con sus manos tenía que recoger alimentos para ayudar a la recolección del clan. Así que puso de inmediato al insecto a volar y  se agarró de la mano de Apos, el brujo del clan, todos se dispusieron a caminar arroyo abajo. El clan solía frecuentar en grupo desde su abrigo de Santonge  hasta el pequeño valle de Derde en busca de patatas silvestres y algunos huevos de perdiz. También junto a los márgenes del arroyo existían zarzales de zarzamora donde todos buscaban con precaución la baya más madura. Así recolectaban entre todo el Clan para luego compartir la comida al fuego de la acogedora gruta. Pero este día que pretendía ser un día apacible  como otro cualquiera, comenzó de repente a ennegrecer sus cabezas con un cielo que tendía a parecerse mucho a la boca de un lobo. Mientras todo el clan intentaba reagruparse debido a el fuerte viento arremolinado que se formaba y evidentemente no dejaba ver las siluetas de los miembros del clan más allá de 2 metros entre ellos. Entonces Apos, el brujo, intuyó que estaban en serio peligro pues el arroyo siempre que ocurría una fuerte tormenta  como la que acontecía en muy poco tiempo crecía el nivel de sus aguas. Apos , alzando su hueso tallado de fémur de cabra montesa , gritó a todos para que subieran  sin perder nada de tiempo a la ladera agarrándose a los arbustos de tobas y espartos. Había que salir del arroyo antes que la gran avenida de agua los atrapase a ellos en medio.
Anoa, debido a su escaso peso corporal  y a la misma fuerza numantina del viento y la lluvia que acontecía, quedó atrapada en mala posición en un espinoso zarzal y además le era imposible pese al aviso de Apos dirigirse fuera del arroyo con el resto del clan. Allí atrapada sin que nadie escuchase sus gritos de socorro, el agua del arroyo empezaba a subir su nivel, al mismo tiempo que se veía rodar algunas piedras y troncos por la furia de las aguas que poco a poco aumentaban en el estrecho arroyo. De repente pudo tocarse su pecho en un movimiento de redención y Anoa se percibió que llevaba aún entre sus pieles la flauta de hueso.Sin dudar por un momento con la mano más desocupada, se la llevó a sus tiernos labios y sin perder nada de tiempo comenzó a silbar sonidos intensos con todas sus fuerzas. Esto mismo hizo que Apos, escuchara los silbidos (mientras ponía a salvo al clan) procedentes de la flauta de Anoa. Apos  dio los últimos consejos al grupo y les dijo que se pusieran a salvo de la crecida de las aguas que él tenía que ir a socorrer a Anoa..
Apos regreso a la orilla del arroyo que ya empezaba a estar muy crecida sus aguas pues no paraba de llover intensamente. Se paró junto al borde y vio un tronco de pino blanco alargado quedaba inmovilizado por una gran roca dentro del cauce del arroyo. Sin esperar un segundo más saltó sobre el tronco y con mucha valentía y equilibrio advirtiendo del peligro de caer en la rápida corriente, llegó sin miedo hasta la otra orilla. Comenzó a llamar a Anoa  y a escasamente unos metros divisó a la niña atrapada en la maraña de espinas de la zarzamora. Sacó de su bolsillo una navaja afilada de sílex y sin mediar palabra, corto y corto las ramas pinchosas que enmarañaban a Anoa entre su haraposo vestido de pieles. Volvió a guardarse la navaja y con sus manos sacó a Anoa del arbusto que la inmovilizaba. Anoa estaba totalmente desfallecida. Apos la tomó en brazos y sorteando de nuevo el viento y la lluvia tan intensa no perderia ni un segundo, debía cruzar de nuevo el arroyo antes de que el tronco fuese desbloqueado por la brava fuerza del agua. Apos  rezó unas oraciones al dios de la tormenta y empapado decidió saltar sobre el tronco con Anoa en sus brazos. El viento y la crecida vapuleaban el tronco encallado, pero Apos, volvió a murmurar con sus labios cortados nuevas oraciones y apretando con sus brazos aun más fuertes a Anoa, consiguió llegar con mucha suerte hasta la otra orilla. Allí le esperaban algúnos miembros del clan que atentos levantaron a Apos y a la niña del suelo y apoyándose sobre ellos apartaron a Apos y Anoa del aquel infierno de agua.

Ya en lo alto de un cabezo y a cubierto por la frondosidad de una encina, dejo caer con delicadeza  a Anoa sobre una cama de esparto que habían preparado los hombres del clan un rato antes. Apos al instante intento reanimar a Anoa despejando sus cabellos mojados de su cara. Anoa abrió uno de sus parpados y con una sonrisa muy débil hizo que Apos respirase con cierta serenidad.

(CONTINUARÁ)

De nuevo Anoa tras la fuerte tormenta había recuperado mucho sus fuerzas gracias a la calidez del fuego de la gruta y a la pócima de aceite de bellota que como ungüento le había puesto Apos en los cientos de  arañazos dibujados en su piel. No había nada como restablecerse con los mimos y atenciones que le aportaba el Clan. Anoa se sentía feliz aunque en estos momentos de flaqueza y recuperación  recordaba muchísimo a sus padres biológicos, muertos hacia ya algún tiempo debido a el ataque de una manada de lobos hambrientos cerca de las llanuras de Topares. Solo recordaba de aquel día cuando su madre le llevó bien abrigada en unas pieles al amanecer  y le dejó  con unos parientes. Su madre le acostó  con sumo cuidado cerca de la hoguera y con un dulce beso en su pecosa mejilla le susurró suavemente hasta que se quedó de nuevo dormida. Sus padres salieron de caza y jamás volvieron con su hijita. Esta desgracia la tuvo que superar  Anoa con una edad muy temprana, pero gracias al calor humano del Clan pudo superar esta pérdida tan grande de sus progenitores.
Anoa, dos días después decidió salir de la gruta y sin dolor alguno se dispuso como casi siempre había hecho  al iniciar el día escalar el risco de las buitreras para contemplar la inmensidad del valle del rio Caramel y así allí inmóvil como atónita sosegar su joven espíritu. Anoa, abrió sus brazos imitando el vuelo de un buitre y cerrando sus ojos  su pensamiento se elevaba entre las fluctuantes corrientes de aire empezando a recorrer mentalmente ese valle tan majestuoso. Anoa  percibía los aromas  a campo de flores aromáticas, los alocados vuelos de la mayoría de insectos  y pajarillos, la tímida salida de conejos en busca de brotes tiernos verdes. En general todo ese mecanismo que genera la naturaleza por si misma, estaba en su punto de mira y claramente lo estaba disfrutando como casi siempre la niña de pómulos pecosos.
Anoa regreso de su vuelo espiritual y sentía en su corazón que tenía que agradecer a Apos  por su dedicación y cura de sus heridas. Apos al inicio del día solía preparar una infusión de hierbas estimulantes al Clan antes de que salieran de nuevo en busca de alimentos por las inmediaciones del estrecho. Anoa  al llegar al abrigo vio a Apos removiendo  con una vara de fresno el interior de una vasija de cerámica junto a un fuego humeante. Apos le invitó al percibir su presencia a  acercarse a él y la niña sin mediar palabra alguna se entregó en un efusivo abrazo con él. Apos elevó su mirada al cielo y en una corta oración se prometió que siempre cuidaría de esta niña tan especial.
Anoa, hacia ya mucho tiempo que no visitaba el hormiguero que se encontraba junto al arroyo. Como si de un juego se tratase la mano de la niña interfería en las pistas de las hormigas apartándolas con una fina varita de granado. Las hormigas se descompensaban en la orientación por unos segundos  y esto sonsacaba una picara sonrisa de Anoa, pero de nuevo volvía a poner a estas hormigas en su camino y todo volvía a la normalidad.
Anoa también le gustaba arrojar a la corriente del arroyo pequeñas ramas secas de pino y seguirlas corriente abajo. Algunas veces utilizaba escarabajos como navegantes en solitario a lo largo del trayecto  subidos en las pequeñas ramas flotantes. Era todo un placer para la curiosidad de Anoa y una experiencia acuática en toda regla para el equilibrio al que se prestaban los patosos escarabajos.

En el dia a dia de Anoa  siempre ejercía de las pequeñas aventuras de las cuales coparticipaban cualquier elemento del entorno de la niña. No había tiempo por desperdiciar siempre había un entretenimiento posible en donde la creatividad de Anoa pudiese estimular su dura vida.
(CONTINUARA)

Anoa sentada junto al fuego sacó su flauta tallada de hueso y empezó a recitar una bella melodía que había compuesto para deleitar a todo el Clan en una noche tan estrellada.Era una melodía que había compuesto bajo las estrellas del inmenso firmamento con la intención de compartir ese transito de constelaciones que se perpetuaban en el tiempo. Anoa quería transmitir a través de la fusión de sus sonidos emitidos la infinidad de puntitos que brillaban en el infinito universo que les techaba. La música de Anoa se propagaba por las inmediaciones del abrigo del estrecho,Todos los miembros del Clan percibían en sus corazones como se ralentizaba su pulso para no interferir con la bella melodía que interpretaba Anoa .Por un momento y mientras duró el recital de la melodía todos los miembros del Clan buscaron el calor humano de sus compañeros más próximos uniendo sus ásperas manos.Mientras duró su interpretación, Anoa sintió en lo más profundo de su corazón un nexo espiritual por sus padres pues de ese firmamento entendía le estarian escuchando en cuerpo y alma.

Casi todas las noches la gran mayoría de los miembros del Clan se reunían junto al cálido fuego para escuchar algunas historias que con mucho esmero relataba regularmente Apos. Esa noche,Apos comenzó el relato acerca de un enorme Jabalí que estuvo poseído por el mal. Este Jabalí era un animal del bosque como otro cualquiera, pero todo comenzó cuando su condición de avaricia le llevó al enfrentamiento casi continuo con los compañeros de la manada por atribuirse casi siempre ser el primero en probar los mejores hallazgos de comida. Esto hizo que el resto de la manada no se alimentara como era debido y así poco a poco enfermaran por la escasez de una equilibrada dieta alimentaria .Al mismo tiempo el Jabalí avaricioso fue creciendo y creciendo hasta llegar a un sobrepeso no muy normal dentro de su especie.Aquel Jabalí vio con el tiempo como los miembros de su manada fueron muriendo al tiempo por culpa de su propia voracidad la verdad cierta no dejaba comida a repartir entre los miembros de la manada. Esto mismo desató la muerte de toda la manada por inanición mientras que el glotón del Jabalí engordó hasta la saciedad. Transcurridos los días el Javalí glotón había engordado tanto que esto le imposibilitó salir a buscar comida por si mismo en el bosque. Ahora tenia hambre pero no podía encontrar comida debido a su gran peso, sus huesos no podían sustentar tanta masa de carne. Esto hizo reflexionar al Jabalí glotón ¿Que he hecho para estar así? Se dejó caer junto a un enorme tronco viejo de roble y reflexionando llegó a la conclusión que su propia avaricia había acabado con su manada y que el también moriría de la misma forma. El animal llegó a la conclusión que estaba poseído por las fuerzas del mal y de este resultado acabó en tragedia de todos

Tras la exposición de esta fabula cuento por parte de Apos, el fuego del abrigo se había reducido en intensidad, los niños incluido Anoa habían cerrado sus ojos y con postura de sueño se entregaron en cuerpo y alma al dios Morfeo. Entonces Apos, sonrió al ver como todos los miembros del Clan se acomodaban junto al fuego para descansar en la noche estrellada y como ultimo gesto en la fría noche  a su tribu arrojó unos cuantos troncos secos mas al fuego para mantener los cuerpos calientes de sus compañeros de abrigo. Apos, sonrió tímidamente y echándose sobre las manta piel comenzó su plegaria de oraciones para pedir a su Dios el bienestar del Clan y se dispuso a soñar sin más.
(CONTINUARA)




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